jueves, 24 de junio de 2010

¿De qué la giro en este mundo?

Si de cualquier forma el viejito exigía una respuesta pública, al hacer la pregunta pública vía Facebook, me parece mejor extenderme un poco más. Acepto toda culpa sobre la falta de noticias hasta el momento y por lo mismo haré el intento de poner a todos al corriente.

¡Espero no aburrirlos!

Hace dos semanas y un día tuve la presentación final de mi tesis. Es decir, ya terminé “oficialmente” la maestría. Estoy esperando el papel definitivo, diploma, o similar, que al parecer no estará listo sino en Agosto, una vez que hayan terminado las vacaciones de verano. Pero no es esta la razón de que siga yo en tierras Escandinavas, esa es la historia que te voy a contar, mi estimado viejito y a todos aquellos que estén interesados (Grupo de chisme Villabre, o Diseñadores por ejemplo; obvio, Sil).

Recordarás que el verano pasado estuve en México. Fueron algo así como tres meses donde tuve el gusto de ver a muchas de las personas que ahora están lejos y que irremediablemente, se extrañan. Cuando volé a Finlandia desde México, por segunda vez, ya sabía perfectamente que lo que dejo atrás es invaluable y la inspiración misma de hacer esta oportunidad, algo que valga la pena.

El caso es que por ahí de mediados de agosto, regresé a Finlandia, me instalé en la sala de mis muy queridos amigos Henri y Elina y el primer lunes, me aparecí en la escuela para participar en una junta. Por azares del destino, casualidad o lo que sea, me encontré en el pasillo con una compañera de la maestría y con mi “director de programa”. Nos saludamos todos y él preguntó que qué cursos pensábamos tomar. En realidad no había nada que el departamento ofreciera para la primera parte de ese semestre, él mismo nos lo dijo… Pero al mismo tiempo recordó que una amiga suya, le había pedido un par de estudiantes para un taller de una semana. Prometió mandarnos los datos, a ver si estábamos interesadas.

El mail que recibimos decía que nos había preguntado y ya habíamos aceptado ir y que nos presentaríamos el siguiente lunes. Evidentemente estábamos un tanto confundidas, pues no teníamos ni idea de a qué nos mandaban. Este proyecto resultó ser un curso piloto que pretendía juntar a alumnos de las tres escuelas o facultades de la universidad con el fin de crear un espacio en Helsinki para algo así como activar a la sociedad civil. La verdad, los primeros días fueron caóticos, con invitados para darnos pláticas “para la inspiración” y después tiempo de taller para crear propuestas, sin que nadie supiera qué exactamente querían obtener…

Por ahí del tercer día, llegaron los nuevos invitados; me acuerdo que mientras me preparaba mi café (o encendía mi cerebro), se me acercó un tipo de unos 35 años, vestido todo de negro, que me extendió la mano, me preguntó mi nombre y me dijo “I’m Anthon, from IDEO”. Creo que en ese momento mis ojos se abrieron del tamaño de los de mi hermana. IDEO es seguramente la empresa líder en Diseño a nivel mundial, fue fundada hace como 10 años en California, por el creador de la primera laptop junto con el creador del mouse. A partir de ahí han desarrollado todo tipo de productos y hoy en día sobre todos hacen consultoría sobre diseño organizacional a compañías como Microsoft, los aeropuertos de Estados Unidos, o el gobierno de Singapur.

Ese taller, debido a dos días y medio de trabajo con Anthon y Nathan, de IDEO Londres, se convirtió en el mejor taller en el que hubiera participado. Mi cerebro estaba agotado, pero felizmente habíamos tapizado paredes completas de post-its con ideas, cientos de ideas. Pero el proyecto no pasó a mayores, o no que yo supiera; simplemente había sido una prueba piloto.

Varios meses después, a principios de este año, mientras llegaba a una reunión a casa de una amiga, me percaté de que tenía una llamada perdida de un número que no reconocí. Marqué de regreso. Era Anni, una de las chicas con las que había trabajado en ese proyecto que me encantó. Me preguntó si estaba ocupada en ese semestre, a lo que respondí, que sí porque estaba planeando mi graduación y estaba escribiendo mi tesis. Me dijo que si estaba interesada en participar en otro taller como el anterior, también con IDEO, pero en Shanghai. Entonces le dije, sí, si necesito extender mi fecha de graduación, la extiendo.

Un par de semanas después, tuvimos una junta en Aalto Design Factory, un edificio en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad, dedicado a “la creación interdisciplinaria”. (Tiene un montón de salones con distintos temas, una cocina comunal y varios talleres; es un ambiente “cool” donde los alumnos pueden trabajar incluso con empresas para desarrollar productos que vayan directo al mercado.) El equipo está formado por dos alumnos de cada facultad, más Anni, que es al mismo tiempo estudiante de arquitectura y tutora del proyecto. Henna, la otra chica de mi escuela, es la ex-presidenta de la asociación de alumnos, estudió cerámica y vidrio, ahora está en mi maestría. Mikko es ingeniero en tecnologías de información, Henri es ingeniero mecánico con especialidad en aeronáutica, Anne estudia la maestría en negocios internacionales, Ching-yi estudia lo mismo que Anne; nació en China, pero vive en Finlandia desde que tenía siete años.

Al inicio del proyecto, Lou, un arquitecto de renombre en China y profesor de la facultad de diseño de la Universidad de Tongji, en Shanghái, nos visitó. El nos introdujo al proyecto que desarrolla por interés personal y en conjunto con sus alumnos en Tongji. Por un periodo de 20 años, del que lleva 2, va a trabajar en hacer de la isla de Chongming, un modelo sustentable que pueda repetirse en las comunidades rurales de China. El objetivo es hacer de estas zonas, lugares donde la gente pueda y quiera vivir, dentro de las definiciones de modernidad, para luchar contra el alto índice de migración hacia las zonas urbanas.

Se acordó que tomaríamos este proyecto como plataforma y que él se encargaría de formar un equipo como el nuestro, con alumnos de Tongji, para que trabajásemos a la par. Esto no sucedió exactamente como lo planeamos. Mientras aquí en Finlandia nos reunimos una vez a la semana, por sesiones de tres horas para compartir investigaciones y discutir qué más sería necesario saber antes de viajar a China, el equipo de Tongji fue completado apenas un par de semanas antes de que llegáramos.

El día que salimos para China, terminé mi tesis. No había dormido ni comido, cerré mi laptop, la guardé en la mochila, agarré mis maletas y caminé a la parada del camión para ir al aeropuerto (pero esa, es otra historia). Llegué a tiempo a la cita, todos iban llegando cuando bajé del camión (muy a pesar de mi naturaleza mexicana). Documentamos, todos pasaron el control de pasaportes rapidísimo, por la fila de ciudadanos europeos; yo tardé un montón por la fila de –y todos los demás. Llegué a la sala cuando ya estaban abordando, así que ni modo, comida hasta el avión.

Obviamente, dormí prácticamente el vuelo completo, amanecí en Shanghái, como a sus 7:00 am, pero todavía con –harto cansancio. El primer día vimos una exhibición, la pasamos “leve”. Al día siguiente a las 10:00 am, tuvimos la junta oficial donde nos presentamos, todos los miembros de los equipos. La junta fue en el lugar donde pasaríamos la mayor parte de nuestra estancia en Shanghái: Aalto Tongji Design Factory (iban a inaugurar el edificio y nuestro proyecto es de nuevo, un programa piloto)

Nuestros compañeros chinos se presentaron con sus nombres “occidentales”. Emily, ingeniera a nivel licenciatura, diseñadora industrial para la maestría, hace el papel de Anni; creo que conozco pocas personas tan eficientes. Benny, ingeniero automotriz, Alex, ingeniero mecánico, Penny arquitecta de interiores, Chen, diseñador industrial y Ryu, ingeniero en sistemas, genio incomprendido.

En la tarde llegó IDEO Shanghái, que participaba con 5 integrantes: Greg, periodista y líder de proyectos; Hei, storyteller; Selena, diseñadora industrial; Helen, recursos humanos; Eddie, diseñador industrial y líder de proyectos. Con ellos discutimos un poco sobre nuestros objetivos y nos dieron algunos tips sobre lo que tendríamos que hacer en la isla de Chongming durante la investigación. Nos dotaron de post-its y plumones y nos despedimos.

A las 6 de la mañana salimos hacia la isla. Primero un taxi y después dos camiones (porque la isla está conectada a tierra por un puente). Pasamos el fin de semana caminando, entrevistando a la gente y tomando fotos y videos del lugar. En las noches discutíamos y hacíamos “brainstorming”. Cuando regresamos a Shanghái, condensamos nuestras investigaciones por sub-equipos y empezamos a identificar las áreas de oportunidad.

Con esta información nos presentamos en la World-Expo. Por dos días trabajamos en Kirnu, el pabellón de Finlandia, con motivo también, del día de Finlandia en la Expo. Incluso la presidenta de Finlandia visitó el pabellón ese día, pero no pude verla porque el embajador de Finlandia en China nos estaba preguntando en ese mismo momento qué estábamos haciendo. Después leí en las noticias que Michelle Bachelet acompañaba en ese momento a Tarja Halonen.

Tras estos días de arduo trabajo en el pleno rayo del sol, regresamos a trabajar a ATDF, para nuestra presentación final. Tuvimos muchas ideas; para presentarlas, decidimos prototipar la isla completa, en nuestro escenario más positivo, una vez que todo estuviera funcionando como quisiéramos. Terminamos con una presentación más seria.

Pero ahora, estamos esperando, pues el proyecto debe seguir. El objetivo es que tenemos que hacer algo que sí se haga en la isla, no solamente a nivel teórico. Tenemos una presentación final en Septiembre, en el pabellón de las Naciones Unidas de la Expo. Nos hemos juntado de vez en vez, pero todavía no tenemos las instrucciones precisas de lo que se espera para este periodo.

Mientras espero, tengo algunas cosas que hacer que no he empezado, como preparar los papeles para el doctorado, a ver si me aceptan. Tengo como límite el día mismo de nuestro bicentenario de la Independencia, que ya no está tan lejano.

Y del verano, ¡finalmente ayer llego! Fui con las chicas de mi equipo de volley a jugar playa. Sí, en Helsinki y no hacía frío. Estoy contenta porque tuve un desgarre durante la temporada, hace como tres meses y finalmente jugué y no me dolió.

También he aprovechado la época para ver el futbol, como debe de ser. Toda la comunidad de mexicanos en Helsinki, con la que no había tenido demasiado que ver, se está juntando en un bar de la ciudad, donde la hemos pasado bien (a excepción del juego de Uruguay, que tuvimos que ver por links piratas de internet porque no lo pasó la televisión finlandesa…) ¡Qué risa después del juego de Francia! A falta de ángel, decidieron ir a una fuente (importante), a colgarle la bandera mexicana a la estatua.

Pues mi reporte por el momento Chemita (y todos los que quisieron leer, que son bienvenidos) ¡Abrazos desde una tierra al norte, finalmente no tan fría!