jueves, 24 de junio de 2010

¿De qué la giro en este mundo?

Si de cualquier forma el viejito exigía una respuesta pública, al hacer la pregunta pública vía Facebook, me parece mejor extenderme un poco más. Acepto toda culpa sobre la falta de noticias hasta el momento y por lo mismo haré el intento de poner a todos al corriente.

¡Espero no aburrirlos!

Hace dos semanas y un día tuve la presentación final de mi tesis. Es decir, ya terminé “oficialmente” la maestría. Estoy esperando el papel definitivo, diploma, o similar, que al parecer no estará listo sino en Agosto, una vez que hayan terminado las vacaciones de verano. Pero no es esta la razón de que siga yo en tierras Escandinavas, esa es la historia que te voy a contar, mi estimado viejito y a todos aquellos que estén interesados (Grupo de chisme Villabre, o Diseñadores por ejemplo; obvio, Sil).

Recordarás que el verano pasado estuve en México. Fueron algo así como tres meses donde tuve el gusto de ver a muchas de las personas que ahora están lejos y que irremediablemente, se extrañan. Cuando volé a Finlandia desde México, por segunda vez, ya sabía perfectamente que lo que dejo atrás es invaluable y la inspiración misma de hacer esta oportunidad, algo que valga la pena.

El caso es que por ahí de mediados de agosto, regresé a Finlandia, me instalé en la sala de mis muy queridos amigos Henri y Elina y el primer lunes, me aparecí en la escuela para participar en una junta. Por azares del destino, casualidad o lo que sea, me encontré en el pasillo con una compañera de la maestría y con mi “director de programa”. Nos saludamos todos y él preguntó que qué cursos pensábamos tomar. En realidad no había nada que el departamento ofreciera para la primera parte de ese semestre, él mismo nos lo dijo… Pero al mismo tiempo recordó que una amiga suya, le había pedido un par de estudiantes para un taller de una semana. Prometió mandarnos los datos, a ver si estábamos interesadas.

El mail que recibimos decía que nos había preguntado y ya habíamos aceptado ir y que nos presentaríamos el siguiente lunes. Evidentemente estábamos un tanto confundidas, pues no teníamos ni idea de a qué nos mandaban. Este proyecto resultó ser un curso piloto que pretendía juntar a alumnos de las tres escuelas o facultades de la universidad con el fin de crear un espacio en Helsinki para algo así como activar a la sociedad civil. La verdad, los primeros días fueron caóticos, con invitados para darnos pláticas “para la inspiración” y después tiempo de taller para crear propuestas, sin que nadie supiera qué exactamente querían obtener…

Por ahí del tercer día, llegaron los nuevos invitados; me acuerdo que mientras me preparaba mi café (o encendía mi cerebro), se me acercó un tipo de unos 35 años, vestido todo de negro, que me extendió la mano, me preguntó mi nombre y me dijo “I’m Anthon, from IDEO”. Creo que en ese momento mis ojos se abrieron del tamaño de los de mi hermana. IDEO es seguramente la empresa líder en Diseño a nivel mundial, fue fundada hace como 10 años en California, por el creador de la primera laptop junto con el creador del mouse. A partir de ahí han desarrollado todo tipo de productos y hoy en día sobre todos hacen consultoría sobre diseño organizacional a compañías como Microsoft, los aeropuertos de Estados Unidos, o el gobierno de Singapur.

Ese taller, debido a dos días y medio de trabajo con Anthon y Nathan, de IDEO Londres, se convirtió en el mejor taller en el que hubiera participado. Mi cerebro estaba agotado, pero felizmente habíamos tapizado paredes completas de post-its con ideas, cientos de ideas. Pero el proyecto no pasó a mayores, o no que yo supiera; simplemente había sido una prueba piloto.

Varios meses después, a principios de este año, mientras llegaba a una reunión a casa de una amiga, me percaté de que tenía una llamada perdida de un número que no reconocí. Marqué de regreso. Era Anni, una de las chicas con las que había trabajado en ese proyecto que me encantó. Me preguntó si estaba ocupada en ese semestre, a lo que respondí, que sí porque estaba planeando mi graduación y estaba escribiendo mi tesis. Me dijo que si estaba interesada en participar en otro taller como el anterior, también con IDEO, pero en Shanghai. Entonces le dije, sí, si necesito extender mi fecha de graduación, la extiendo.

Un par de semanas después, tuvimos una junta en Aalto Design Factory, un edificio en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad, dedicado a “la creación interdisciplinaria”. (Tiene un montón de salones con distintos temas, una cocina comunal y varios talleres; es un ambiente “cool” donde los alumnos pueden trabajar incluso con empresas para desarrollar productos que vayan directo al mercado.) El equipo está formado por dos alumnos de cada facultad, más Anni, que es al mismo tiempo estudiante de arquitectura y tutora del proyecto. Henna, la otra chica de mi escuela, es la ex-presidenta de la asociación de alumnos, estudió cerámica y vidrio, ahora está en mi maestría. Mikko es ingeniero en tecnologías de información, Henri es ingeniero mecánico con especialidad en aeronáutica, Anne estudia la maestría en negocios internacionales, Ching-yi estudia lo mismo que Anne; nació en China, pero vive en Finlandia desde que tenía siete años.

Al inicio del proyecto, Lou, un arquitecto de renombre en China y profesor de la facultad de diseño de la Universidad de Tongji, en Shanghái, nos visitó. El nos introdujo al proyecto que desarrolla por interés personal y en conjunto con sus alumnos en Tongji. Por un periodo de 20 años, del que lleva 2, va a trabajar en hacer de la isla de Chongming, un modelo sustentable que pueda repetirse en las comunidades rurales de China. El objetivo es hacer de estas zonas, lugares donde la gente pueda y quiera vivir, dentro de las definiciones de modernidad, para luchar contra el alto índice de migración hacia las zonas urbanas.

Se acordó que tomaríamos este proyecto como plataforma y que él se encargaría de formar un equipo como el nuestro, con alumnos de Tongji, para que trabajásemos a la par. Esto no sucedió exactamente como lo planeamos. Mientras aquí en Finlandia nos reunimos una vez a la semana, por sesiones de tres horas para compartir investigaciones y discutir qué más sería necesario saber antes de viajar a China, el equipo de Tongji fue completado apenas un par de semanas antes de que llegáramos.

El día que salimos para China, terminé mi tesis. No había dormido ni comido, cerré mi laptop, la guardé en la mochila, agarré mis maletas y caminé a la parada del camión para ir al aeropuerto (pero esa, es otra historia). Llegué a tiempo a la cita, todos iban llegando cuando bajé del camión (muy a pesar de mi naturaleza mexicana). Documentamos, todos pasaron el control de pasaportes rapidísimo, por la fila de ciudadanos europeos; yo tardé un montón por la fila de –y todos los demás. Llegué a la sala cuando ya estaban abordando, así que ni modo, comida hasta el avión.

Obviamente, dormí prácticamente el vuelo completo, amanecí en Shanghái, como a sus 7:00 am, pero todavía con –harto cansancio. El primer día vimos una exhibición, la pasamos “leve”. Al día siguiente a las 10:00 am, tuvimos la junta oficial donde nos presentamos, todos los miembros de los equipos. La junta fue en el lugar donde pasaríamos la mayor parte de nuestra estancia en Shanghái: Aalto Tongji Design Factory (iban a inaugurar el edificio y nuestro proyecto es de nuevo, un programa piloto)

Nuestros compañeros chinos se presentaron con sus nombres “occidentales”. Emily, ingeniera a nivel licenciatura, diseñadora industrial para la maestría, hace el papel de Anni; creo que conozco pocas personas tan eficientes. Benny, ingeniero automotriz, Alex, ingeniero mecánico, Penny arquitecta de interiores, Chen, diseñador industrial y Ryu, ingeniero en sistemas, genio incomprendido.

En la tarde llegó IDEO Shanghái, que participaba con 5 integrantes: Greg, periodista y líder de proyectos; Hei, storyteller; Selena, diseñadora industrial; Helen, recursos humanos; Eddie, diseñador industrial y líder de proyectos. Con ellos discutimos un poco sobre nuestros objetivos y nos dieron algunos tips sobre lo que tendríamos que hacer en la isla de Chongming durante la investigación. Nos dotaron de post-its y plumones y nos despedimos.

A las 6 de la mañana salimos hacia la isla. Primero un taxi y después dos camiones (porque la isla está conectada a tierra por un puente). Pasamos el fin de semana caminando, entrevistando a la gente y tomando fotos y videos del lugar. En las noches discutíamos y hacíamos “brainstorming”. Cuando regresamos a Shanghái, condensamos nuestras investigaciones por sub-equipos y empezamos a identificar las áreas de oportunidad.

Con esta información nos presentamos en la World-Expo. Por dos días trabajamos en Kirnu, el pabellón de Finlandia, con motivo también, del día de Finlandia en la Expo. Incluso la presidenta de Finlandia visitó el pabellón ese día, pero no pude verla porque el embajador de Finlandia en China nos estaba preguntando en ese mismo momento qué estábamos haciendo. Después leí en las noticias que Michelle Bachelet acompañaba en ese momento a Tarja Halonen.

Tras estos días de arduo trabajo en el pleno rayo del sol, regresamos a trabajar a ATDF, para nuestra presentación final. Tuvimos muchas ideas; para presentarlas, decidimos prototipar la isla completa, en nuestro escenario más positivo, una vez que todo estuviera funcionando como quisiéramos. Terminamos con una presentación más seria.

Pero ahora, estamos esperando, pues el proyecto debe seguir. El objetivo es que tenemos que hacer algo que sí se haga en la isla, no solamente a nivel teórico. Tenemos una presentación final en Septiembre, en el pabellón de las Naciones Unidas de la Expo. Nos hemos juntado de vez en vez, pero todavía no tenemos las instrucciones precisas de lo que se espera para este periodo.

Mientras espero, tengo algunas cosas que hacer que no he empezado, como preparar los papeles para el doctorado, a ver si me aceptan. Tengo como límite el día mismo de nuestro bicentenario de la Independencia, que ya no está tan lejano.

Y del verano, ¡finalmente ayer llego! Fui con las chicas de mi equipo de volley a jugar playa. Sí, en Helsinki y no hacía frío. Estoy contenta porque tuve un desgarre durante la temporada, hace como tres meses y finalmente jugué y no me dolió.

También he aprovechado la época para ver el futbol, como debe de ser. Toda la comunidad de mexicanos en Helsinki, con la que no había tenido demasiado que ver, se está juntando en un bar de la ciudad, donde la hemos pasado bien (a excepción del juego de Uruguay, que tuvimos que ver por links piratas de internet porque no lo pasó la televisión finlandesa…) ¡Qué risa después del juego de Francia! A falta de ángel, decidieron ir a una fuente (importante), a colgarle la bandera mexicana a la estatua.

Pues mi reporte por el momento Chemita (y todos los que quisieron leer, que son bienvenidos) ¡Abrazos desde una tierra al norte, finalmente no tan fría!

domingo, 12 de octubre de 2008

Las Hermanas en Estocolmo



Supongo que casi todos están enterados del suceso. Que si las coincidencias existen o no, quién sabe, pero así pasó:

Había pasado poco más de un mes desde mi llegada a Helsinki cuando recibo la noticia de que quien había sido mi compañera de cuarto los pasados 24 años y medio viajaría por motivos de trabajo a la ciudad capital del vecino país del este, Suecia. Era obvio que tenía que ir para allá.
La agenda de Sil fue cambiada en múltiples ocasiones y no estaba muy claro cómo iban a ser mis clases en esas fechas, así que la mejor opción fue comprar únicamente el boleto de ida. De acuerdo con las instrucciones que recibí desde México, debía viajar con una maleta vacía, con el fin de recibir un preciado paquete de productos endémicos, básicos para la supervivencia de un mexicano en el extranjero.
A las 5:30 de la tarde del sábado, abordé un ferry de Viking Line que arribaría a Estocolmo alrededor de las 10:00 AM del día siguiente. Ya me habían dicho que el viaje podía ser mucho más corto, pero debido a que los ferrys son utilizados como cruceros, un viaje que podría durar 4 horas, es 10 horas más largo con el fin de que la gente consuma en los restaurantes, el bar, el casino y el Duty Free.
Apenas se mueve el barco, se abren las puertas del Duty Free. La gente se abalanza con el fin de conseguir el alcohol que les permita llevar a cabo su fiesta durante toda la noche, de ser posible.
Yo tuve la maravillosa idea de dibujar en el barco, pues de todas formas tenía que hacerlo para mi clase de dibujo a mano alzada. ¡Dibujar desde la cubierta del barco suena taaan bien! ¡Sí, cómo no!... Pésima idea… gorro, guantes, chamarra, bufanda y aún así se siente frío. ¡Y el Viento! Si no hay quien detenga el cuaderno… la próxima vez que aparezca ¡va a ser en el Caribe!
Entonces me puse a leer un rato. Adentro, obviamente. Después saqué mi sándwich que había preparado para el camino, tras la advertencia de lo caro que puede ser comer abordo. Un señor como de 50 años (jovencísimo como mis papás), me empezó a hablar en sueco. Obviamente le contesté que no hablaba sueco. En inglés me preguntó cuáles eran mis idiomas y luego empezó a hablarme en español.
Musa, originario de Gambia, estudió navegación en Noruega. Trabajó muchos años en los barcos y ahora trabaja en Estocolmo, en la seguridad de los Trenes. Tiene un hijo en Dinamarca que ya juega con la preselección nacional de basketball. Había ido a Helsinki a visitar a su hermano, porque acaba de nacer su hijo (o sea, el sobrino de Musa).
Yo le dije que iba a ver a mi hermana y que ya me había metido al sistema de transporte sueco, que decía que sólo tenía que tomar el metro y estaría en el hotel en 6 min. Me dijo que no era cierto, que el metro no está cerca del lugar donde llega el ferry, y se ofreció a darme un aventón. Después de platicar con él un rato, me fui a dormir.
El ferry tiene 8 ó 9 pisos. Mientras más arriba, mejor lugar. Si esto hubiera sido el Titanic, yo moría instantáneamente. Los pisos 7, 8 y 9 son de servicios y la cabina del capitán. El 6, 5 y 4 tienen cabinas para pasajeros. Luego viene el 3, donde van los coches, el 3b donde van los coches y los perros y luego el 2, donde estaba yo. Mi cabina debía ser compartida con otras dos personas, pero afortunadamente, no se vendieron esos boletos, así que tuve la cabina completa.
Una hora antes de llegar a Estocolmo, recibí una llamada de una muy desvelada Sil. Estaba desilusionada de que le fueran a entregar el cuarto hasta las dos de la tarde, así que estaba echándose un sueñito en la recepción del hotel; me iba a esperar ahí para que fuéramos a desayunar.
Llegando a Estocolmo, bajaba tanta gente del ferry que no pensé encontrarme a Musa de nuevo. Pero sí nos encontramos y bien buena gente, me llevó hasta el hotel. Me bajé rápido, a ver si sí era y si Sil estaba ahí y él me ayudó con mis cosas. Se lo presenté a Sil y luego se fue. (¡Tengo que escribirle para agradecerle!)
Sil estaba padeciendo de todo un poco: una gripa que no acababa de irse, hambre, sueño, jet lag… así que dejamos mis cosas junto con las suyas y desayunamos en el hotel. Platicamos, chismeamos (de todos ustedes, por supuesto jajaja), e hicimos valer cada centavo del “hartísimamente” caro desayuno.
Luego fuimos a comprar tarjetas para el transporte. Tomamos el metro hasta un punto recomendado por Ylva, y caminamos por un parque, a la orilla de un lago (o el mar; difícil saber porque había patos, pero Estocolmo son islas…) Sil me tomaba fotos porque decía que la Sra. se las había encargado porque no he mandado fotos mías (si yo las tomo, es un poco complicado, ¿saben?). Después de un rato de caminar, ver unas cuantas tiendas y tomar un café, regresamos al hotel.
Muy convenientemente, el cuarto tenía dos camas. Entonces nos entró la duda de si habían asumido que veníamos juntas y entonces nos habían dado un cuarto doble. O probablemente, la embajada había pagado un cuarto doble para cada reportero…
Fuimos a caminar por el Viejo Estocolmo y cuando Sil ya se estaba cayendo de sueño, nos metimos en un restaurante para comer. Comimos el sándwich más caro de toda la vida. Después me di cuenta de que ese “cualquier restaurante” resulta ser uno de los lugares más tradicionales de la ciudad, a sólo una cuadra del Palacio Real... La pasamos muy bien.
Regresamos a hotel y después de discutir un rato cómo le íbamos a hacer, decidimos que Sil iba a preguntar en la recepción si de casualidad el cuarto estaba pagado para dos personas, pues tenía dos camas en su cuarto. La situación era que una amiga suya iba a desayunar con ella al día siguiente y quería saber si había que pagarlo a parte o si podía considerarse como el de la segunda persona. Le dijeron que el cuarto era para una persona, había sólo un desayuno incluido y que nadie podía quedarse en el cuarto ni podía deshacerse la otra cama. Así que dormimos en una sola cama. Pueden reírse…
El lunes desayunamos juntas, pero luego Sil se fue a trabajar y yo a caminar. De acuerdo con la muy fidedigna recomendación del “Rupert” fui al museo del Vasa. ¡Excelente elección! Galeón que pelearía la Guerra entre Suecia y Polonia en 1633, pero se hundió “misteriosamente” en su primer viaje, sin siquiera salir de Suecia. La teoría más aceptada dice que el mástil era demasiado pequeño para las dimensiones del barco y el peso de los cañones. Sin embargo, esto es un hecho que los suecos pretenden disfrazar un poco. El museo está lleno de cosas interesantes que desvían la atención de la causa de la tragedia. Han transformado el desastre del Vasa en un gran triunfo, pues después de 300 (creo que 333) años, pudieron rescatar la nave intacta, a través de un complejo sistema formado por cables de acero, bombas de agua, cámaras de oxígeno, químicos para el tratamiento de la madera…
El barco es el punto central del museo, alrededor del cual 8 pisos muestran distintos enfoques del desastre. El Vasa es una cámara de tiempo que transporta a sus visitantes a la Suecia de 1633. Se ha reconstruido una parte del interior del barco, para satisfacer la curiosidad de los niños y no tan niños. En otra parte, se narra la historia de la Guerra entre Suecia y Polonia (¡Qué primitos, Beata! jajaja)
Se explica la simbología de cada relieve del barco. Proyectan imágenes con color sobre reproducciones de los mismos, para revivirlo tal cual era. El piso más bajo del museo, es también el más “científico”. Recuperaron algunos restos humanos y han descifrado su género, edad, estilo de vida, complexión; mediante pruebas de ADN, han reconstruido sus caras. Todavía no tienen todas las caras, pero hay por lo menos cuarto modelos hiperrealistas expuestos en vitrinas que parece que respiran y te siguen con la mirada.
Pasé varias horas aquí y luego regresé al hotel, para esperar a Sil. La esperé sentada enfrente de la Torre Sergel, mientras dibujaba (con menos frío que en el barco, pero frío de cualquier manera). La mensa de mi hermana me vio desde el taxi y me habló por teléfono…
Subimos las cosas al cuarto y luego fuimos a caminar un rato. Después, si había quedado de verse con una periodista de Estonia, Kadri (Creo que era así), para ir a cenar. Cuando regresamos al hotel, nos encontramos con otros dos de los amigos de Sil, un chavo de China y otro de Japón.
Fuimos a buscar un lugar para cenar. No encontrábamos lugares de comida típica sueca; sólo nos topábamos con lugares de comida china o japonesa. Una opción era cenar en un Friday’s, pero teníamos que esperar demasiado. Entonces terminamos en un restaurante de comida típica, de precios típicamente suecos.
Comí un pescado salado, salado, salado. Bueno, pero salado. Si comió hamburguesa (aunque no comimos en Friday’s, no lo había pensado hasta ahora). Los amigos de Sil fueron muy amables y creo que no pasó ni una hora y ya todos estábamos molestando al chavo de china con eso de las Olimpiadas: ¿cómo que la niña no era lo suficientemente bonita como para cantar?
Después de una agradable e internacional cena, regresamos al hotel. Esta vez dormimos en camas separadas, pero yo dormí encima de la colcha. Pueden reírse de nuevo.
Ese día, finalmente, recibí respuesta de mis profesores en la escuela. Todos decían: No te preocupes, diviértete en Estocolmo. Entonces decidí comprar mi boleto de regreso para el Miércoles en la noche. Sil se iba el Jueves en la mañana, tenía que estar en el aeropuerto a las 7 AM. No tenía caso que yo viajara de día…
El Martes, yo compré un paquete especial de muffin y café por 2.5 euros y Sil desayunó en el buffet. Pero nos sentamos juntas en el bar del hotel. Obviamente, como buena mexicana, comí una que otra rebanada de queso, jamón, salami… Según nosotras, nadie en el hotel se había percatado de mi estancia, pero unos chavos de la recepción, que hablaban portugués y entendieron nuestro español el primer día, me saludaban como si nada; obviamente yo pensaba “¡no digan que estoy aquí!”
Sil se fue a trabajar y yo esperé la llamada de Ylva, que iba a su entrevista con el Doctor. Como a las 10 me habló y como a las 11:30 estaba afuera del hotel. Caminamos un rato y teníamos el plan de ir a donde estaba Sil, para que a su hora de “lunch”, las presentara, pero Ylva tenía que estar del otro lado de la ciudad en poco tiempo y no conocía el hospital. Entonces no se pudo, pero comí con Ylva, caminamos mucho, me recomendó el Museo de Arte Moderno y luego fuimos al Ferry. Compré mi boleto de regreso y luego fui al hotel.
Cuando iba en camino, me habló Sil para decirme que sólo le faltaba un evento más y luego me veía en el hotel. Cuando intenté entrar al cuarto, la llave no funcionó. Obviamente no podía ir a la recepción a pedir que me la activaran. Entonces fui a caminar un rato y luego regresé al hotel y me senté en el lobby. En otro sillón había un chavo desenredando unos cables (de audífonos y esas cosas).
Yo me puse a hacer unos modelos para un proyecto de la escuela. De repente el chavo me pide ayuda para desenredar sus cables. Tartamudeaba y se movía con dificultad; dado que Sil trabajaba en asuntos de accesibilidad para discapacitados y el hotel ofrecía especial servicio para ellos, amablemente, desenredé sus cables. Luego me agradeció y me dijo que estaba ahí porque había venido manejando desde Alemania para la fiesta de cumpleaños de la hija de su amigo (porque la esposa de su amigo no estaba). Entonces habían tomado tanto que no pudo manejar, dejó su coche estacionado en algún lugar que ahora no podía encontrar y luego había entrado al hotel a dormir un rato en el sillón. Decía que había tomado tanto que seguía borracho. Pueden reírse de nuevo.
Total yo esperaba y esperaba y platicaba con el borracho y hacía mis modelitos de papel. A él le gustó y me pidió que se lo regalara. Se lo dí y me dio tiempo de hacer otro. Ya casi me corren del hotel, porque se acercó uno de los vigilantes a preguntarnos si estábamos hospedados. Le dije que estaba esperando a uno de sus huéspedes y hasta fue a checar el apellido. Afortunadamente, en ese momento llegó Sil. Subimos y el borracho se fue, para que no lo corrieran.
Por lo menos, Sil me trajo cena (lo que no se acabó de su ensalada). Ya estábamos cansadas y estaba lloviendo, así que sólo dormimos.
El Miércoles, Sil fue a trabajar y yo fui al Museo de Arte Moderno. Ese día, el trabajo de Sil terminó temprano, así que fuimos a caminar. Intentamos ver el Museo Nobel, pero no estaba tan interesante y preferimos seguir caminando un rato. Estuvimos con sus amigos reporteros. Después hicimos algunas compras y regresamos al hotel por mis cosas.
Llamamos un taxi y Sil me acompañó al Ferry de Viking Line. Fue muy rápido, porque el taxi la esperaba afuera. Todavía le quedaba una noche en Estocolmo y tenía planeado salir con sus amigos. Espero lo haya disfrutado.
Yo subí al Ferri sabiendo que tenía que dormir bien para llegar a “clases” al día siguiente y que me esperaba una semana pesada por lo que no había hecho. Pero también me fui con la conciencia completamente tranquila de haber tomado la mejor de las decisiones y haber aprovechado la oportunidad.
Dicho y hecho, llevé mis cosas a mi calabozo. Cené, me bañé y me fui a dormir. Mis compañeras, dos señoras finlandesas se acostaron un poco más tarde que yo, pero pude dormir de cualquier manera. Este ferri llegó a Turku a las 7:30 AM. Tomé el tren a Helsinki a las 8:30 y me fui directo a la escuela, cargando en la espalda tremedo maletón.








Ylva

El día que jugué volley con el equipo de cuarta división, me dieron los datos de una chava del equipo de segunda. Le hablé, pero no hubo entrenamientos esa semana porque tuvieron partidos. Así que fue hasta la siguiente semana, un viernes, en que pude ir a conocer al equipo de segunda.
No entrenan en el mismo lugar los viernes, entonces me perdí un poco, pero al final lo encontré. Justamente cuando iba llegando, me encontré con una de las chavas del equipo que también había llegado un poco tarde.
Nos presentamos (en inglés) y entramos a la cancha. Creo que éramos como 10 en total. El entrenamiento es en serio, no sólo cáscara como el del equipo de cuarta; pero sólo dura hora y media. En punto quitan la red, estiran rápido y dejan la cancha para los que siguen.
Ya en los vestidores, esta chava (que había sido mi pareja en el entrenamiento y cuyo nombre, yo no podía ni pronunciar) me preguntó qué hacía en Finlandia. Le expliqué toda la situación (misma que creo que he platicado con todos). Ella estaba un poco sorprendida, porque a ella no le gusta vivir en Helsinki.
Ylva (así se llama y más o menos puedo pronunciarlo correctamente), es médico. Se graduó hace un poco más de medio año, pero antes de ejercer “libremente”, tiene que hacer prácticas en hospitales. Ya llevaba 6 meses trabajando en un centro de salud, pero en cosa de 3 semanas se iba a ir a Chile a hacer unas prácticas en una comunidad no muy lejos de Santiago.
Así en la plática, nos fuimos caminando juntas al metro. Era uno de esos días en los que yo todavía no tenía Internet en casa, así que iba a ir a la escuela para poder platicar con la Sra. M. Bajábamos en la misma estación del Metro, entonces Ylva me dijo que podía conectarme desde su compu, para que no fuera hasta la escuela.
Entonces fuimos a su casa y mientras esperábamos que la Sra. encontrara la manera de conectarse, seguimos platicando. Me dijo que ya había estado en Chile anteriormente, que había hecho un curso de Medicina Global en convenio con una Universidad Chilena, así que el grupo había estado en los dos países. Así conoció a un chileno que se convirtió en su novio. Por eso estuvo un rato en Sudamérica, viajando también por Argentina y Bolivia. Me dijo que hablaba un poco de español, pero que estaba nerviosa de ir, porque no dominaba el idioma.
En ese momento, empezamos a comunicarnos en español. Es verdad, no lo habla perfecto pero lo entiende bastante bien y también se da a entender, así que no debe tener ningún problema por allá.
La verdad es que desde ese momento nos llevamos bastante bien. Nos veíamos en los entrenamientos, pero también me acompañó a un par de fiestas con mis amigos de la escuela. Yo pensaba presentarla, pero cuando me di cuenta, ya estaba platicando con todos; prácticamente a todos les pudo hablar en su idioma natal. Ylva es finlandesa, pero de habla sueco, además habla inglés, español y francés y entiende noruego y danés…
Como dos semanas antes de irse, terminó su trabajo en el centro de salud, así que comimos un par de veces en una cafetería para estudiantes en el centro de la ciudad. Cuando fui a Estocolmo a ver a Sil (siguiente tema a tratar), Ylva tuvo que ir a ver a un Doctor, para una entrevista de trabajo, así que también ahí comimos. Fue la primera persona en visitar mi casa, preparamos unos deliciosos tacos de alambre con lo que mandó mi Má con Sil.
La semana pasada, Ylva se fue a Chile… lástima porque nos llevamos muy bien, pero seguramente le irá muy bien por allá y por ahí de abril estará de regreso. La verdad es que es, como diríamos en México, “bien buena gente”, de hecho, en gran parte, gracias a ella sobreviviré el otoño, pues me prestó un abrigo que he estado usando diario. ¡Gracias Ylva!
Así que ya le dije que si se queda más tiempo por allá y empieza a viajar y llega demasiado al Norte, hasta nuestra muy conglomerada Ciudad de México, ¡han de recibirla con los brazos muy abiertos!

Aalto University

Cuando encontré la escuela en Internet, la encontré bajo las siglas UIAH. Creo que en un principio le llamaban University of Industrial Arts, Helsinki. La traducción en ese momento era University of Art and Design Helsinki. Cuando recibí mi carta de aceptación, la recibí bajo las siglas TAIK, pues habían decidido eliminar las siglas en inglés y quedarse solamente con las de finlandés: Taideteollinen Korkeakoulu.
Desde que empezamos clases, nos dijeron que TAIK, junto con la Universidad de Tecnología y la Universidad de Economía iba a formar parte de una nueva universidad: Aalto University. La verdad es que la mayoría de los estudiantes de TAIK están inconformes, pues temen que la unión de las tres universidades tenga repercusiones en la manera en que funciona actualmente.
Es un tema de gran importancia en toda Finlandia. Al parecer hay muchas empresas interesadas en patrocinar el proyecto. También es un conflicto entre ciudades. La Universidad de Tecnología no está en la ciudad de Helsinki, sino en Espoo (como si estuviera en Lomas Verdes). El punto es que Espoo propone un nuevo espacio para TAIK, junto a TKK… todos están buscando que las inversiones sean en sus ciudades.
Por otra parte, los estudiantes de la Universidad de Helsinki (que es otra universidad con la facultad de medicina, leyes, ciencias sociales…) están muy molestos porque están perdiendo patrocinadores…
… en fin… le mandé mis papeles a UIAH, me aceptaron en TAIK y me graduaré de Aalto University…

Uds. disculpen

Sí, ya sé que hace un rato que no escribo. La verdad hay muchas cosas que contar, pero hay poco tiempo para escribir. Así que ahora que encontré un buen espacio, intentaré ponerlos al corriente en todo lo que ha sido mi vida últimamente. Agradezco también los mails que he recibido, de verdad que el plan es contestarlos todos, pero a conciencia, así que ¡sean pacientes!

lunes, 22 de septiembre de 2008

El dilema del abrigo

Desde que estaba en México, recibí la misma recomendación de parte de todo mundo. “¡No, no compres ningún abrigo aquí, porque no te va a servir de nada para un frío de allá!”. Eso no es lo que voy a discutir; la verdad todavía no empieza el frío del bueno, de hecho apenas hoy empieza el otoño, o por lo menos eso dijo Google.
El punto es que desde el momento en que llegué, le he estado preguntando a la gente dónde puedo conseguir un abrigo. La respuesta es siempre muy similar…

¿Recuerdan que les conté que Henri me llevó a un lugar donde venden muebles y electrodomésticos usados y reparados a precios muy bajos? Bueno, en caso de que no lo recuerden, ya saben que así fue. Al día siguiente, Elina me llevó a un Flea Market. Me dijo que le gusta ir y que seguido consigue cosas buenas. Yo suponía que igual que Henri, me proponía encontrar algunos muebles y artículos en buen estado.

Tengo que reconocer que me sorprendí cuando encontramos tanta gente vendiendo y comprando ropa usada. Elina me decía que tenía que comprar ropa de tal o cual material, para no pasar frío. Ese día sólo compré un libro de un curso de Finlandés (que por cierto, de churro es el mismo que me pidieron en mi clase), en la fabulosa cantidad de 5 euros.

Cuando me mudé con Minni, le hice la misma pregunta, sobre los abrigos. Me recomendó ir a un Mercado de Pulgas. Me enseñó como 6 abrigos, la mayoría los compró ahí. Minni es muy crítica, así que me dio toda una explicación de cómo Finlandia sufre un proceso en el que de ser un país pobre unas generaciones atrás, ahora lo tienen todo. Según ella, su generación se enfrenta a una cantidad agobiante de opciones y de presiones, porque les piden estar demasiado preparados para cualquier cosa. Entre tanto agobio, la mayoría de los “jóvenes”, se refugia en el consumismo, aunque también sufren en él, porque siempre quieren tener más cosas. Por eso se pueden conseguir cosas tan buenas en los mercados de pulgas.

Aunque comprendía el punto y trataba de verlo objetivamente, comprar ropa usada, me seguía pareciendo bastante extraño. Después de pensar un rato, me di cuenta de que el problema no es que la ropa sea usada… de cualquier forma todos pasamos por eso. Yo fui el último eslabón en la cadena de primas que usaban las pijamas que la abuela trajo de china. Creo que pasé toda la infancia durmiendo con pijamas de chinitas, aunque la que originalmente me trajo (si es que me trajo), la he de haber dejado cuando tenía dos años…

Entonces comprendí la diferencia esencial entre México y Finlandia en lo referente a las pertenencias. Creo que para los mexicanos, los objetos tienen un valor distinto al real; consideramos que son de alguien y por lo tanto han vivido la historia de ese alguien. Cuesta trabajo pensar que el objeto pueda cambiar de manos sin mayores consecuencias. Además está el “y qué tal que está sucio o que la persona que lo utilizaba era muy sucia…” Si ese objeto, ese “algo”, era de alguien a quien estimamos, el valor cambia también; es un recuerdo, una reliquia.

Para los finlandeses, los objetos son objetos. Los hay de buena y mala calidad. El productor es importante, también el diseño y material. Si están en buen estado, vale la pena comprarlos; pero no es justo pagar mucho cuando están usados.
El sábado del fin de semana anterior a la entrega del proyecto, quedamos de vernos en la mañana para trabajar. Como todavía nos faltaba ordenar algunas ideas y todos necesitan muebles, tapetes, cortinas, o lo que sea, fuimos de nuevo al Flea Market. Encontré un abrigo muy bueno. Justamente como el que me enseñó Minni que heredó de su mamá. De los que hacían en los 70’s; de piel, de excelente calidad y muy caliente, por 40 euros.

Lo compré; ya sea por la calidad, por el precio, por la lucha contra el consumismo o la sobre producción; por la cultura del reuso… no sé. Pero sí sé que por lo menos ¡voy a sobrevivir el invierno!

jueves, 4 de septiembre de 2008

MUY INSTALADA

Ya puedo decir que VIVO en Helsinki. No sólo he terminado de tramitar todo (cosa que quiere decir que puedo dejar de cargar mi pasaporte a todos lados); ayer fui a jugar volley!! Muy cerca de "mi casa", hay un deportivo una de las chavas del equipo de segunda, que de hecho entrena a unas niñas, me dijo que podía ir a las 6, para jugar con los de 4ta, me viera y entonces me decía con qué equipo podía jugar. ¡Me dio los datos de la entrenadora de las de 2nda!
A lo mejor entro a jugar también con las de la Universidad de Helsinki, pero ellas todavía no están entrenando. ¡Ya extrañaba jugar!